La situación de axoxia ocurrida en el mar Menor provocando la muerte de miles de peces es un delito ambiental y un grave desastre ecológico.
Miles de Cadáveres de peces, crustáceos e incluso algunos mamíferos, es la fase extrema por la que ha pasado la laguna de la costa levantina.
La mayor laguna de agua salada de Europa ha sufrido quizá uno de los peores escenarios posibles para la vida marítima de cualquier espacio marítimo y se ha visto reflejada en multitudes de peces muertos.
Nitratos en la cuenca del mar Menor
Tanto científicos como ecologistas y pescadores lo veían venir desde hace muchos años y lo venían avisando pero no se les prestó la atención necesaria.
El suceso se produjo por la entrada de nitratos en la laguna a causa de los fertilizantes usados en las explotaciones agrícolas intensivas y por las aguas residuales procedentes de un desarrollo urbanístico excesivo.
Actualmente es imposible oxigenar la laguna si no se cambia este modelo de desarrollo insostenible que mantiene la zona.
Los nitratos han provocado la progresiva eutrofización del mar Menor (incremento de sustancias nutritivas en las aguas que provoca un exceso de fitoplancton) con la consiguiente falta de oxígeno, y asfixia para la vida marina.
Doradas, anguilas, lubinas, cangrejos, mújoles o peces mula se han encontrado muertos o moribundos y se agolpan a orillas de amplias zonas del fondo de la laguna del mar Menor frente al parque regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar.
Los animales intentaban escapar de la falta de oxígeno y acabaron concentrados en unas 210 hectáreas de superficie (la laguna tiene unas 17.000), según el Gobierno regional.
Los expertos que acudieron al escenario amplían la dimensión de la catástrofe a toda la laguna ya que toda ella se encuentra con escaso oxígeno para la vida.
Los últimos datos indican que se sacaron más de tres toneladas de peces muertos.
El consejero de Agricultura de la región de Murcia, Antonio Luengo, achacó la mortandad a la gota fría cosa que es incierta.
Los pescadores de la laguna indignados con los peces muertos
El patrón mayor de la cofradía de pescadores de la laguna, describe el suceso como uno de los días más negros que recuerda de ese hábitat marino.
Rabia, impotencia o malestar son las palabras del pescador ya jubilado, que comenzó a faenar a la edad de 14 años.
Ese día, el olor a pescado muerto le rodeaba al salir de su casa cerca de la playa de Villananitos, una de las más afectadas, a pesar de que ya se habían retirado los animales.
La explicación que le dieron pero que él ya sabía era que se debía a un colapso de oxígeno en el mar menor.
El gobierno se olvida del mar Menor.
Los pescadores de la zona achacan también la inacción del Gobierno murciano y los datos científicos corroboran sus opiniones.
Ya en la década de los noventa se comienzan a detectar los primeros desequilibrios por el riesgo de eutrofización según los datos científicos.
No puede achacar entonces este suceso a la gota fría ocurrida en la zona.
Aliviar la presión que las aguas subterráneas, de alta salinidad y contaminadas por los nitratos de la agricultura, ejercen sobre el mar Menor es uno de los principales objetivos del Plan de Vertido Cero.
El Ministerio para la Transición Ecológica aprobó la declaración de impacto ambiental, del plan que integra 21 medidas a ejecutar en 10 años con un coste de entre 430 y 615 millones.
Desde entonces, la pelea entre la Administración estatal y regional por determinar quién asume esos costes ha sido constante.
A su vez, el Consejo de Gobierno murciano aprobó el Plan de Gestión Integral del Mar Menor y la Franja Litoral, que debió entrar en vigor en 2012, por exigencia de la Unión Europea.
El plan establece prohibiciones para la construcción de nuevos puertos, límites de velocidad de barcos o el control de calidad de las aguas, entre otros.
Medidas que se suman a las del decreto aprobado en febrero de 2018, que no ha entrado en vigor aún.
Tras estos datos, sabemos que en 2016 ya saltaron las alarmas: el mar Menor se convirtió en un mar de aguas verdes debido al aumento del fitoplancton por la cantidad de nitratos acumulados en el agua.
El fitoplancton tapó la luz del fondo, hizo desaparecer la vegetación y desestabilizó los sedimentos.
La efímera recuperación del mar menor.
En 2018 se produjo un breve punto de euforia aprovechado por los políticos al ver las aguas transparentes.
Este suceso tuvo un periodo escaso de tiempo ya que en 2019 el fitoplancton comenzó a crecer de nuevo.
Entonces llegó la Dana (entre el 9 y el 15 de septiembre) y se precipitaron 60 hectómetros cúbicos de agua, que arrastraron gran cantidad de sedimentos.
Muchos de ellos acabaron en las aguas del Mar Menor, mezclados con tierras agrícolas llenas de nitratos.
Esa capa de agua dulce permaneció arriba, estratificada, sin mezclarse con el agua salada que, al ser más densa, permaneció en el fondo, y provocó anoxia (falta total de oxígeno).
Soluciones propuestas para la recuperación
El consejero de Agricultura reconoció que no hay solución inmediata para oxigenar la laguna por lo que se debería evitar la inyección de nitritos en la misma.
Los grupos ecologistas ANSE y WWF también apuntan como causante de la masacre a un desarrollo agrícola y urbanístico sin ordenación del territorio, cuyos efectos ha multiplicado la gota fría.
Piden a su vez que se deje de bombear agua dulce contaminada por nitratos, producidos en la agricultura.
Aunque la mancha sin oxígeno ha reducido su tamaño, el episodio de mortandad de peces puede volver a ocurrir en cualquier momento.
Por ello, los trabajos se centran ahora en determinar hacia dónde lo hará y en preparar medios para que el traslado y retirada de peces sea lo más rápido y eficaz posible.
Desde esta página ya habíamos advertido sobre la acidificación que esta sufriendo el mediterráneo.
¿Tienen que ocurrir desgracias para que se preste atención? Los peces y el mar menor se encuentran en peligro inminente.